La salud y el hábitat están estrechamente vinculados, ya que nuestra salud y la del resto de seres vivos dependen de una serie de factores ambientales que inciden directa o indirectamente en los procesos biológicos
La geobiología como ciencia que estudia la relación entre las energías de la Tierra (Gea) y la vida (bios) se centra el análisis de la calidad energética y vital de los espacios habitados y nos enseña a distinguir y determinar los diferentes factores de riesgo presentes en una vivienda y los factores favorecedores de la salud, adquiriendo así información, conocimientos y herramientas para determinar los buenos sitios que permiten disfrutar de la máxima salud y bienestar en los espacios que habitamos.
Uno de los mayores retos que se nos plantean cuando abordamos temas de geobiología y Biohabitabilidad es el poder saber si un lugar es saludable para sus moradores o existen factores de riesgo que puedan comprometer seriamente -a corto o largo plazo- la salud, convirtiéndose en factores causantes de trastornos leves o incluso de graves enfermedades.
Al aprender a reconocer los factores de riesgo en torno al hábitat mediante el estudio de los conocimientos que nos aporta la Geobiología y aprendiendo a realizar prospecciones geobiológicas de viviendas y terrenos a construir, podemos tomar conciencia del nivel de higiene energética al que se está expuesto en un determinado espacio habitado, ya sea una vivienda, un lugar de trabajo o un espacio de larga permanencia. Profundizar en los estudios geobiológicos nos permite evaluar con conocimiento de causa los diferentes factores de riesgo para la salud, detectando la posible existencia de zonas de intensa radiación terrestre o expuestas a alteraciones geofísicas potencialmente geopatógenas.
La formación en geobiología y biohabitabilidad nos ofrece la posibilidad de desarrollar nuestros potenciales de detección basados en sistemas de sensibilidad personal (radiestesia), y aprendemos a reconocer los factores de riesgo artificiales con el manejo de equipos de medición que nos permiten realizar las mediciones ambientales de los campos eléctricos y electromagnéticos de los entornos habitados y de los niveles de radiactividad a los que podemos estar expuestos.
Aprendiendo a desarrollar la sensibilidad personal y con el manejo de los diferentes sistemas de detección y de mediciones de radiaciones ambientales (naturales y artificiales) se puede determinar la existencia de zonas alteradas o alteradoras de la salud, determinando las zonas más óptimas para ubicar las estancias de nuestro hábitat, teniendo en cuenta todos aquellos parámetros que son necesarios para que una casa sea favorable para la salud de sus moradores y para el entorno, y reúna los criterios básicos de biohabitabilidad.