
Los materiales y sus elementos químicos, los productos de limpieza, la polución ambiental y la contaminación acústica o lumínica, son factores que pueden deteriorar el ambiente de nuestro hogar y afectar nuestra salud.
El Aire Interior (AI) de una vivienda no debe contener contaminantes en concentraciones que puedan perjudicar la salud o causar malestar a sus ocupantes.
La composición química del AI puede comprender multitud de sustancias en bajas concentraciones, pero el análisis químico no permite predecir la percepción que los habitantes tienen del aire que respiran, ya que la mezcla de muchos contaminantes aún en bajas concentraciones y matizados por las condiciones de humedad y temperatura puede empeorar la percepción de su calidad.
Fuentes de contaminación del aire interior
- Deficiencias en la ventilación
- Contaminación exterior
- Contaminación interior
Productos de combustión.
Son el resultado de un mal diseño de la ventilación o un mantenimiento deficiente en aparatos de calefacción, cocinas, estufas, refrigeradores y hornos de gas pueden liberar distintos contaminantes: CO, NO, NO2, SO2 y partículas (PM).
Materiales de construcción y mobiliario.
Las fibras de vidrio de aislantes térmicos se degradan con facilidad y liberan partículas que se dispersan por los conductos de aire y alcanzan el tejido pulmonar por inhalación. El mobiliario de habitaciones y los productos utilizados en la limpieza y en actividades artísticas y artesanales son fuente de emisión de COV que incluyen formaldehído, benceno o tolueno. El material de ofimática y de oficina son fuente de COV. El aumento del número de ordenadores en una oficina empeora la sensación subjetiva de calidad del aire y las concentraciones de COV.
Actividades humanas
Los productos de limpieza y de aseo personal contienen partículas respirables irritantes, aunque casi siempre en baja concentración. También los insecticidas y pesticidas contienen organofosforados o hidrocarburos que elevan la concentración de COV.